Él pesa, a veces cuando duermo siento como jala, como me llama, o cuando salgo de la ducha no quiere dejar de beber el agua. Nunca habla pero si lo hiciera estoy segura detestaría los cepillos. A veces cuando no hay brisa se mueve con un tintineo casi imperceptible otras veces duele. Las ocasiones en las que nos vemos barrían con el día, pero el espejo que cuelga del corredor de mi apartamento hace de esos encuentros mas frecuentes. Siempre lo siento conmigo, es imposible no hacerlo. Ya ha habido varias veces en que he intentado matarlo, cortándolo desde la raíz, pero vuelve a aparecer nunca se va para siempre. H